Por: Sandor G. Lukacs de Pereny
El Perú es un país
bendecido por una impresionante riqueza natural. Secundamos a Brasil en
extensión de territorio amazónico; poseemos 84 de las 114 zonas de vida
identificadas en el planeta; estamos posicionados en el séptimo lugar al poseer
la mayor diversidad de especies global de flora y fauna; de nuestro territorio
nace el río Amazonas y además; disponemos de 85 diferentes microclimas (que
precisamente permiten toda esta riqueza genética)[1] Y podríamos
seguir enumerando tantas más… Pero también sabemos que los recursos naturales
son finitos si se extrema la explotación. Todo dependerá de nuestra capacidad
(o incapacidad) para administrarlos. Es precisamente aquí donde necesitamos
“sembrar” el concepto de sostenibilidad en el “campo” del sector agrario nacional.
La definición mas difundida referida al concepto de
sostenibilidad (o también llamada “sustentabilidad”) es aquella manifestada
durante la conferencia de la Organización de Naciones Unidas (ONU) de 1987: “afrontar las actuales necesidades sin
comprometer la posibilidad que futuras generaciones puedan afrontar las suyas”[2] Es
primordial comprender la compleja amplitud de este concepto previo a intentar
controlar o menguar a aquellos factores
que pudieran interferir en lograr un ambicioso programa pro desarrollo
responsable de un giro de negocios agrario participativo y competitivo.
Historia para
afrontar el futuro
Ya durante el imperio Inca (y previo a este), los “antiguos
peruanos” dominaban técnicas de producción de alimentos amparadas en un
impecable manejo del agua, una necesaria rotación (descanso) de tierras, una
precisa construcción de viveros abiertos (andenes) capaces de conservar el
calor del sol por las noches propiciando microclimas ideales para el cultivo de
diferentes productos agrícolas así como la domesticación de nuestro tubérculo
símbolo: la papa, entre otros indudables logros. En relación a ello, la
antropóloga Moraima Montibeller nos presenta evidencias contenidas en su
investigación relacionada a los conocimientos productivos sostenibles del mundo
andino[3]:
(…) Asimismo se
demuestra que el intercambio de los recursos alimenticios de diferentes pisos
ecológicos, se presentan desde épocas muy tempranas en el proceso histórico
peruano. Por citar a los Chavín (1,200 – 400 a C), quienes ejercían el dominio
de extensas rutas de intercambio, esto se observa en “Chavín de Huántar” un
centro ceremonial del “Período Formativo” que está ubicado estratégicamente,
para el control e intercambio económico de alimentos y cerámica y otros bienes,
entre la costa, sierra y selva. De igual manera, el santuario costeño de
Pachacamac cumplió igual función. El uso racional y político de los ecosistemas,
fueron aprovechados durante los siglos y finalmente, los Incas perfeccionaron
el sistema (…)
Y en relación a las prácticas ancestrales para la
seguridad alimentaria complementa:
(…) se ha
identificado cinco modos o normas importantes dirigidas a procurar alimentos,
cuyos orígenes remontan a épocas pre-hispánicas, que tuvieron éxito para
resolver la producción de subsistencias a corto y largo plazo. Estas son: las
migraciones, que tuvieron una relación directa con el modelo ventajoso para el
control de pisos ecológicos, las peregrinaciones religiosas, los cultivos en
hoyas o huertos (moya o muyu) en la sierra, mahuamaes, o maka-maka en la costa
central; puqio o huachaques en la costa norte, y las qocha para captar agua de
las lluvias, en la zona altiplánica.
Cada una de estas prácticas
en sí, su particularidad y a la vez son complementarias y las orienta al mismo
objetivo de disponer de manera segura de alimentos, como señala el cronista Guamán
Poma (G.P.): “asegurar
que nadie sufra hambre durante la espera de la cosecha mayor” (…)[4]
Efectivamente nuestro país goza de una milenaria
tradición agrícola, herencia refugiada en los productores primarios de las
poblaciones rurales. Sin embargo, sería iluso pretender emplear únicamente las
técnicas del mundo andino para garantizar una óptima producción de alimentos
puesto que la actual coyuntura económico-comercial es diametralmente diferente.
La agricultura (rural)
en el Perú: combinar para progresar
La actividad agrícola en el Perú está
conformada por empresas privadas, cooperativas, comunidades agrarias y familias
campesinas. En cifras totales se calcula que cerca de ocho millones de personas (31.6% de la
población) está vinculada a dicha actividad, con un empleo directo estimado en
casi 3 millones de habitantes (31% de la Población Económicamente Activa
(PEA)). Así mismo, el Perú posee una extensión territorial cultivable de 5.5
millones de hectáreas con una participación en el Producto Bruto Interno (PBI)
próximo al 10%.[5]
Resulta incuestionable afirmar que el
sector agrícola contemporáneo en el Perú ha mostrado un significativo avance y tecnificación
alcanzando notables niveles de exportación gracias a los TLCs suscritos que le
han permitido captar inversión, generar empleos y obtener divisas. Y sigue
avanzando.[6]
No obstante, existe un sector aún relegado: el sector agrícola rural. La
heterogeneidad y asimetrías entre los agroexportadores nacionales (grandes
corporaciones) y las familias campesinas es palpable siendo los
microproductores los menos provistos de herramientas para poder desarrollar una
agricultura comercial y de autoconsumo.
Creemos que la viabilidad de la agricultura en el Perú será factible en tanto sepamos emplear esta
sapiencia secular dotándola de herramientas y tecnologías productivas
disponibles. Pero previo a ello, requeriremos asimilar las amenazas que podrían
entorpecer o cancelar dicho objetivo a manera de analizar como afrontarlas, ya
sea empleando nuestras fortalezas y/o aprovechando las oportunidades que se nos
presenten, así como aprendiendo como abordar potenciales escenarios que
pudieran poner en jaque a nuestra tan anhelada y necesaria aspiración por un
giro gastronómico sostenible. Experientia
docet.
[1] Brack, A. 2000. Ecología del Perú. Lima: Universidad Ricardo Palma.
[2] Traducido
en base al texto original: “meet present
needs without compromising the ability of future generations to meet their
needs” Fuente: Organización de las Naciones Unidas (ONU) www.un.org
[3] Montibeller, M. 2008. Los Alimentos en el mundo Andino: Prácticas
ancestrales de autosuficiencia socioeconómica. Lima: Capital Humano (CAPIHU) /
Cultural Cuzco., p. 21
[4] Montibeller, op. cit., p. 25
[5] Fuente: Ministerio de Agricultura (MINAG), 2012. www.minag.gob.pe
[6] En 2011, el Perú exportó US$ 4,180 millones de dólares en productos
agrícolas. Fuente: Ministerio de Agricultura (MINAG) www.minag.gob.pe
http://www.chefandhotel.cl/images/Revista59.pdf
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